El efecto del Brexit sobre el Bienestar Animal en el Reino Unido: un caso de escepticismo y control

Resumen

La salida del Reino Unido de la Unión Europea está prevista para el 29 de marzo de 2019. La separación política, legislativa e ideológica de la Unión, su legislación y sus instituciones, pone en entredicho hasta qué punto se mantendrán las leyes europeas en el Reino Unido. Dado que la protección legislativa del bienestar de los animales en el Reino Unido, se basa en parte en la legislación de la Unión Europea, se ha desarrollado paralelamente a ella y depende en gran medida de ella, la separación de la Unión exige claramente que se considere cómo se seguirá garantizando la protección del bienestar de los animales en el Reino Unido y cómo se pueden mantener las normas actuales. Aunque hay que defender que el Brexit pueda ser una oportunidad para mejorar las normas de bienestar animal a nivel nacional, expongo un argumento de peso sobre la necesidad de abordar este optimismo con escepticismo y control. El planteamiento es triple. En primer lugar, que, a pesar de la positiva trayectoria de la legislación sobre bienestar animal en el Reino Unido, la mayor parte de la legislación británica se basa en la legislación de la UE, lo que significa que, si bien su transposición es necesaria y posible, no será una tarea sencilla. En segundo lugar, que, a pesar de la clara voluntad demostrada por el Gobierno conservador, su posición sobre determinadas cuestiones relativas al bienestar de los animales en los últimos años socava su credibilidad para cumplir unas promesas tan ambiciosas e inusuales. En tercer lugar, la preocupación por el bienestar de los animales debe conciliarse con otros intereses en conflicto, que a menudo se pasan por alto. Una vez que haya presentado mi argumentación, analizaré el contexto político general del Brexit para sugerir dos posibles razones por las que se han prometido mejoras tan ambiciosas del bienestar animal.